Puede que sea tu caso, puede que sea el de unos compañeros de trabajo, unos amigos o unos familiares: queréis tener un hijo y, por circunstancias de la biología, no podéis hacerlo con el método tradicional. Es un trago duro de asumir y es cuestión de tener paciencia y acudir a médicos y profesionales si después de un año de intentarlo no ha dado sus frutos.
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Gracias a la tecnología y a los avances de la ciencia hoy en día es posible tener un bebé si es lo que deseas en casi un 90% de los casos
Una de las técnicas más utilizadas es la Fertilización in vitro, que es el método que se utiliza cuando otros tratamientos previos más sencillos, como la Inseminación Artificial, no han tenido resultado.

Por si no lo sabéis, la Fecundación in Vitro es la unión del óvulo con el espermatozoide (de tu pareja o de un donante) en el laboratorio (es lo que quiere decir «in vitro», de hecho) con el fin de obtener embriones ya fecundados para transferir al útero materno.

Este tratamiento también está indicado para mujeres con ausencia o lesión en las trompas, necesarias para la fecundación natural o por Inseminación Artificial; mujeres con endometriosis avanzada, con probable repercusión en las trompas y en la calidad ovocitari; situaciones en las que disponemos de un número limitado de ovocitos y en casos de factor masculino severo.

Hay dos técnicas para llevar a cabo la fecundación de los óvulos: FIV convencional o Inyección Intracitoplasmática de Espermatozoides (ICSI). Como el proceso es algo complicado de explicar por escrito, en este vídeo podéis ver mejor un resumen del proceso:

Esperamos que os sirva de ayuda y que si lo deseáis, tengáis ese bebé con el que soñáis.