Ay, ahora sí que sí, en cada rincón de España brilla el sol, estamos en pleno verano, hace calor… y por eso nos mimetizamos con el entorno y os proponemos una boda veraniega.
¿Cómo podemos hacerla? Pues es fácil, decorándola con tonos amarillos. Particularmente, preferimos el amarillo pastel, ya que el otro puede ser un poco estridente y, según en qué, algo hortera.
Así que os recomendamos que elijáis el amarillo pastel para el vestido de las damas de honor (si tenéis), los globos, las sombrillas para resguardar del sol, las flores, los cócteles y cualquier otro detalle que se os ocurra.
El amarillo no es un color fácil de combinar, apenas queda bien con el blanco y el gris, aunque en esta ocasión han conseguido combinarlo con un verde turquesa muy muy flojito y un verde césped. ¡Enhorabuena por la elección! Muy acertada.