La organización de la boda, desde el compromiso hasta que se vuelve del viaje de novios o de la luna de miel, es un tour de force sin igual. Son unos dos años en donde casi todos los esfuerzos de la pareja están centrados en un único día. Es normal que haya momentos de tensión los futuros novios, ya que son muchas decisiones que tomar y pueden aparecer roces y discusiones que antes no habían ocurrido nunca. Sin embargo, es un proceso que también une mucho si ambos están implicados y les hace el mismo nivel de ilusión.

Después de la boda, especialmente después de la luna de miel, el regreso a la Tierra desde un universo lejano de amor, eventos especiales, celebraciones y felicidad, puede ser duro de afrontar. De estar flotando durante la boda y el viaje de novios se pasa a tener de nuevo los dos pies (o los cuatro pies) encima del suelo y, sin duda, no es fácil y, después de un tiempo (quizás unos años) de normalidad y de rutina, de no tener un gran objetivo en común, es posible que haya una crisis.

Hoy vamos a hablar de las etapas de las crisis de pareja después de la boda teniendo como referencia lo que nos cuenta la Doctora Becky Whetstone, especialista en Terapia Matrimonial y Familiar  en su artículo «The Stages of Marital Crisis» sobre las etapas de esta crisis y de cómo afrontarlas.

Etapa 1: La desilusión

La primera etapa de esta crisis suele venir después de un tiempo de una boda, no hay un periodo fijo, pueden ser uno, dos o más años, dependiendo de la persona o de la pareja. Es un momento en que uno de los dos miembros, en ocasiones los dos, se da cuenta de que se ha desilusionado y se empieza a plantear que quizás es infeliz. Esta fase se lleva en secreto, se cree que son altibajos normales en una relación, pero es algo que, de no comunicarse, va creciendo, va deteriorando y mermando la pareja. Sin duda, se piensa a menudo en acudir a un abogado especializado en divorcios, pero es una idea que se descarta rápidamente porque hay muchos elementos que hace que lo rechaces, como el tener hijos en común, una hipoteca, la creencia religiosa de haber hecho un juramento ante Dios, el miedo a parecer unos fracasados a ojos de vuestros familiares y amigos… Sin embargo, este es un punto que no debería mantenerse en secreto, se debería comunicar a la pareja lo antes posible, acudir a un terapeuta matrimonial y tratar de solucionar los problemas antes de que la bola se haga más grande y no haya vuelta atrás.

Etapa 2: El desapego

La segunda etapa de esta crisis de pareja es el desapego. Como uno de los dos miembros se ha dado cuenta de que el divorcio no es una opción, intenta hacer su vida por su cuenta para tratar de ser feliz. Por lo tanto, vuelve a estudiar, se busca una nueva afición, empieza a hacer deporte e incluso a tener un romance. Atención: esto no tiene por qué ser malo. Una pareja no tiene por qué hacerlo todo junto y cada uno puede tener su espacio de crecimiento personal y sus momentos de diversión por su cuenta. Sin embargo, si ya hay problemas en la pareja y estas nuevas actividades son una huida de tu cónyuge, entonces sí que puede agravar la crisis de pareja, que aumente la infelicidad y hacerla insoportable. Este sí que es un momento grave en la crisis, que puede llevar al divorcio, pero también es la evidencia de que algo no funciona, por lo tanto, aún se está a tiempo de acudir a terapia para poder buscar vías de solución.

Etapa 3: La aceptación de la crisis y pánico por el apego

La siguiente etapa es la de aceptar la crisis, hablar de lo que está pasando, de que son infelices y la verdad de por qué se están alejando. Entonces el cerebro entra en modo supervivencia, de producir adrenalina para trabajar y para poder salir de la crisis, de luchar para salvar el matrimonio, porque hay muchas cosas que les separan, pero también muchas que les unen. Es el momento en que se espabila, se reacciona, se empiezan a hacer todas las cosas que el otro lleva años pidiendo … Es un momento que se llama «pánico por el apego» en el que uno de los cónyuges hace todo lo posible para no ser abandonado. Es la reacción natural, pero hay que ir con calma, porque esto puede agobiar más a la otra persona, así que hay que dejarle un espacio para que pueda respirar y tiempo para pensar en la relación.

Etapa 4: Huir de la decisión

En este punto, el miembro de la pareja que es «abandonado» sigue persiguiendo al otro, que se aleja más y más porque la situación le abruma. Es un punto en el que el miembro infeliz pone sobre la mesa el tema de la separación o del divorcio, pero el otro lo sigue negando o escapando de la decisión. Es posible que pase algún tiempo hasta que lo acepte y pierda la esperanza de recuperar a su pareja. Es importante que acepte la separación y que busque asesoramiento de un profesional para que le ayude con la autoreflexión, a buscar y procesar sus errores y entender la relación fallida.

Etapa 5: Aceptar el rechazo

En este punto, el miembro de la pareja rechazado acepta la separación o el divorcio y se lleva a cabo. Todo lo que ocurre después depende de la persona, pero normalmente los rechazados se sienten traicionados, heridos, abandonados… Poco a poco, procesarán todas esas emociones y las irán superando. En cuanto al cónyuge que ha rechazado al otro, quizás pueda pasar por una etapa de culpabilidad, pero poco a poco se irá abriendo camino e irá en busca de su libertad y de su felicidad. Es cuestión de tiempo que todo vuelva a la normalidad.

En definitiva, las crisis de pareja después de unos años conviviendo son muy comunes, y, aunque os hayáis casado y hayáis hecho un juramento ante Dios y ante todos vuestros seres queridos, eso no os tiene que privar de llevar una vida en pareja feliz y saludable. Lo ideal es tratar la crisis en la etapa 1 ó 2, ya que hay posibilidades de recuperación. Más allá, la cosa se complica mucho. Si es imposible superarla, por supuesto, la separación y el divorcio es la mejor opción, ya que todo el mundo, sin importar sus valores familiares y su religión, merece ser feliz.